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Momentos historicos en festivales

La civilización festivalera que más que nada en verano actúa por todo el planeta, tiene sus raíces en aquellas sesiones de folk y jazz allá por el desenlace de la década de los 50 y principios de los 60. Desde ese momento, y hasta este día, se vieron peleas legales, la revolución que supuso la tv, el reconocimiento del pop y hasta un granjero de Somerset que se atrevió a soñar. Hacemos una ojeada de la evolución de uno de los fenómenos del siglo XXI.

1959 – El primer festival de folk al aire libre surgió en EEUU

El Newport folk festival surgió cinco años después que su hermano más grande, el Newport jazz festival, un acontecimiento al aire libre que se hacía en verano y fue pionero en la etapa, dado que empezó en 1954, desarrollado por George Wein. Se encontraba inspirado en los festivales de música tradicional que se festejaban ya en el siglo previo para que la clase media pudiera arrimarse al arte. Wein inauguró el festival de folk con un letrero de lujo, con nombres como Pete Seeger, Joan Baez o Earl Scruggs etc. Más adelante, el festival se realizó célebre cuando Bob Dylan salió al ámbito con una Fender stratocaster y se realizó eléctrico.

Wein además fue pionero en el patrocinio empresarial y abogó por la incorporación racial en sus festivales – se decía que a su mujer, Joyce, extraña vez se le dejaba estar a su lado en los eventos dado que era afroamericana –. Actualmente, a sus 91 años, todavía está implicado en diferentes proyectos como el internacionalmente popularfestival de jazz de Novedosa Orleans.

En 2015 ganó el premio Grammy Trustees, y dijo lo contento que se encontraba de estar en la misma «onda» que camaradas tardíos como el principal creador de Atlantic Records, Ahmet Ertegün. Por otro lado, agregó, «No estoy listo todavía para unirme a ellos».

 

1961 – Reino Unido hace su aparición en una humilde pista de atletismo

Un reducido aviso en la página 12 de la edición de Melody Maker publicada el 19 de agosto de 1961 proclamó la llegada de uno de los festivales más populares del Reino Unido. Por esos años era el festival nacional de jazz, que se festejó a lo largo de los primeros cinco años en la pista de atletismo de Richmond. En 1971 se festejó en Reading y el jazz acabó cediendo en pos de los turbios mundos del blues y el rock.

Reading se transformó en el festival de rock de mayor relevencia del país, hasta que el plan urbanístico de un consejo conservador tomo la decisión de recobrar el lotepara «reurbanizarlo» en la época de la década de los 80. Cuando el poder cambió de manos a los laboristas, el rock regresó. Reading fue relanzado como una oferta más opción en 1989, con bandas como New Order, My Bloody Valentine y Swans on the bill en letrero. En 1999 acabó trasladándose a Leeds y en este momento aloja a bastante más de 160.000 personas cada agosto.

1970 – En tanto que el caos final de la Isla de Wight se dirige al triunfo, en una granja de Somerset…

El exótico espíritu del festival pop de Monterrey, Woodstock y los recitales psicodélicos de finales de los años 60 llevó a una muchedumbre de 600.000 juerguistas a acampar en la Isla de Wight en agosto de 1970. NME anunció sobre el frenesí sensacionalista que se despertó: «Mientras que la prensa nacional compite entre sí para ofrecer a los que leen más y más historias que se relacionan con las drogas, nudismo, los niños recién nacidos que hubo en el sitio, las pérdidas de los promotores, la carencia de seguridad, mucha seguridad, rebeldes franco-argelinos sumandose a los Ángeles del Infierno… Los redactores de NME estaban oyendo la música para haceros llegar este reporte. No es terminado ya que la agenda no se respetó y algunos artistas se dieron a conocer a las 4 de la mañana. Sly and the Family Stone llegó en la madrugada del domingo…».

La Ley se introdujo en la Isla de Wight un año luego, para paliar «el encontronazo negativo sobre los habitantes y el medio ámbito de estas reuniones a enorme escala». Jimi Hendrix tocó su último concierto en Enorme Bretaña en ese acontecimiento en 1970, debido a que murió tres semanas luego un día antes de que otro festival empezara en una granja de Somerset. Ahí, las entradas costaban una libra, la leche era gratis y era simple hallar un exquisito buey asado. El editor de la revista fRoots y el entonces habitual artista de folk, Ian Anderson, recuerdan el festival de Pilton con cariño: «[Fue] agradable, no había muchas personas, pantalones anchos, seguridad mínima… muy sencilla, principiante, en el sentido más interesante y hospitalario. Unos ciclistas perplejos viendo la escena, una rara furgoneta de hamburguesas, miles de hierba -el tipo de hierba verde, ¡no la otra!-…». En una entrevista a Michael Eavis en 2013, éste le agradeció a Anderson el hecho de socorrer el primer festival de Glastonbury cuando se levantó y tocó para una multitud cuando T Rex llegaba tarde. Sin importar los aplausos que recibió y esos recuerdos, Anderson jamás volvió a Glastonbury. «Me imagino que podría ser un poco abrumador».

1980 – El circuito de motociclismo Donington empieza a ser personaje principal

La década de los 80 fue una etapa heterogénea para los festivales de música, pero Monsters of Rock fue uno de los enormes éxitos de la década. Predeterminado en el circuito de carreras de Donington Park en Leicestershire -cómodamente cerca de la M1-, Monsters of Rock empezó verdaderamente en el fango, con dos años de lluvia y barro. Sin embargo, pesos pesados como AC/DC, Whitesnake y Judas Priest consiguieron atraer a millones de personas.

El festival de rock duro de Reino Unido está lleno de historias. Entre las más resaltadas se tienen dentro aseos firmes en postes de andamio con lonas colgadas entre ellos, incontables botellas voladoras repletas de orina y Lemmy «amenazando condar una aceptable tunda al idiota que le lanzó una bengala encendida a lo largo de el concierto de Motörhead» en 1986. Monsters of Rock decayó en la época de la década de los 90, cuando el heavy metal pasó de moda; pero otro festival, Descarga, empezó en Donington en 2003, y todavía sigue vivo.

1984 – Mozz y empresa impulsan la invasión indie

La llegada de un grupo indie al ámbito Pyramid en 1984 fue visto como un instante definitivo para la programación de Glastonbury, según Michael Eavis. Él dijo a la BBC en 2009 que la mayor parte de los corredores de apuestas esperaban el regreso de Santana antes que a los Smiths. «Cuando vi como Morrissey les invitaba [a los fans] al ámbito, supe entonces que todo había cambiado a otro nivel», recordó. «Ya no había lugar para los fanáticos de Santana, nos hubiéramos convertido en pop».

El periodista musical Steve Jelbert, era uno de los fanáticos de los Smiths que subió al ámbito ese día. «El viejo ámbito no poseía división entre los fanáticos y los de seguridad, pero era muy prominente y se encontraba hecho de un metal rugoso y en pendiente. Nadie sabe cómo conseguimos saltar al ámbito, pero algunos lo logramos». Además, pensaba que los Smiths eran una aceptable alternativa para el festival, apoyando algunas causas izquierdistas . «La exclusiva cosa excepcional era que eran adolescentes y prometedores, lo que significaba que varios no habrían escuchado habar de ellos».

1990 – La guerra del puente Yeoman piensa una división

El lunes luego del fin de semana de 1990 en el que se festejó Glastonbury, se desató una pelea entre el conjunto de seguridad y los campistas que se habían instalado fuera de las fronteras del recinto y que disfrutaban del festival de esa forma desde hacía años. El periodista de NME, Andy Fyfe, lo recuerda como una vivencia terrorífica . «Toda la región donde se situaban el camping y las caravanas era un infierno viviente. Justo al atravesar la entrada bajo los viejos railes del tren había una mujer desdentada gritando ‘LSD, consigue tu peor pesadilla aquí’, en tanto que su niño recién nacido se arrastraba entre el barro…estábamos tratando hallar una furgoneta fuera, pero todos los caminos y puertas estaban cerrados y el motín crecía a lo que nos rodea. Todo el planeta que no participaba, sencillamente reposó a aguardar el instante en el que el combate va a llegar a las manos. Afortunadamente, jamás ocurrió. Varios de los campistas que van actualmente y se instalan en la región opción de Lost Vagueness son solo una edición desapasionada de los viejos campistas», concluye Fyfe.

Glastonbury fue cancelado en 1991 como resultado de la guerra del puente Yeoman, y las hasta el momento de forma sencilla saltables vallas han comenzado a crecer y a ser más fuertes.

 

1992 – La disputa en el festival de Castlemorton termina en manos de la justicia

Las fiestas gratis al aire libre se multiplicaron en 1988 con la llegada del género musical acid house; pero la mayor parte de ellas eran ilegales, nocturnas y secretas. Castlemorton llegó cuando numerosos convoyes viajaban al festival gratis de Avon en Gloucestershire, y fueron detenidos por la policía. De regreso, se juntaron en la llanura de Castlemorton a los pies de las lomas de Malvern. A lo largo de una semana, ravers y campistas new-age festejaron todo el largo día acompañados por enormesaltavoces. El compositor Simon Reynolds quedó asombrado por la poca presencia policial: «pocos policías se atrevieron a ingresar en la multitud del festival. Cuando llegué, unos cuantos espectaculares agentes se paseaban cerca del recinto, dirigiendo a los conductores entre las plazas del parking».

No se asentaron hechos violentos, solamente 70 arrestos (la mayoría por posesión de drogas y sustancias relacionadas) y el sitio no sufrió ningún tipo de inconvenientemedioambiental. No obstante, el emprendimiento de ley de Justicia Penal y Orden Público empezó a ser redactado unos meses después, y entró en ley en 1994. Los festivales de música y baile oficiales, como Tribal Gathering, se multiplicaron y hasta Glastonbury instaló su propia pista de baile en 1995.

1994 – Michael Eavis televisa Glastonbury y lo transporta a otro nivel

En 1993, Tyne Tees Television y Canal 4 propusieron a Michael Eavis televisar Glastonbury. Le gustaban sus ideas, y contrató al abogado que le recomendaron, Ben Challis, que había trabajado en el Prince’s Trust Rock Galas; además le gustó dado que conociera a gente que ya había trabajado en Glastonbury. «Conocí a Michael en Worthy Farm» -recuerda Challis- «y me mostró el recinto, deteniéndose a mitad de paseo para mostrarme algunas propiedades de los pozos de agua, lo cual era muy surrealista. Ademásaparentaba gustarle dado que criara pollos y tuviera un huerto de ruibarbos y ciruelas». Eavis sabía que la tv directamente era un compromiso, agrega Challis, pero se encontraba dispuesto a hallar que su fin de semana va a llegar a otros públicos; entonces, Glastonbury televisión, la empresa, surgió.

El festival se televisó primero en el Canal 4 en 1994; y en 1995 Challis ya se había dado cuenta de que la tv «había llevado a Glastonbury a otro nivel – de hecho, la demanda de las entradas se disparó hasta agotarse. Súbitamente poseía hasta a mis vecinos hablando lo espectacular que aparentaba todo, y preguntándome por entradas y pases VIP». Se percató de que la predominación de Glastonbury además se extendía a la venta de discos, uno de los hechos que ocasionó que actualmente sigan retransmitiendo Glastonbury, sabiendo los efectos que tiene la posibilidad de tener en muchos hogares a los que llegue.

Challis recuerda: «En 1994 yo y nuestra productora Caroline pasábamos la más grande parte del tiempo corriendo entre el ámbito Pyramid y el Otro ámbito consiguiendo la autorización y firma de los grupos para mostrarse en las grabaciones – ¡ahora todo es diferente!».

En este momento Glastonbury televisión retransmite por medio de BBC 2, 3 y 4 y BBC radio siendo uno de los programas más populares de la cadena –aunque no es que Challis tenga la posibilidad de ver mucho-. «Echo bastante de menos el sitio y el verlo directamente, ¡ahora miro la más grande parte por medio de iPlayer!».

1999 – Gente ‘guay’, barro y tiendas de campaña

«Nunca me interesaron los festivales, estaba un poco aturdido con ellos. No lograba entender por qué alguien querría pasar tres días en el campo con barro hasta las orejas». Así declaró su opinión el ex trabajador de campings de ocio, Stuart Murdoch, quien en 1999, junto con sus compañeros de banda de Belle and Sebastian, inauguró un festival en East Sussex. Las casas unifamiliares reemplazaron a las tiendas de campaña, y tanto las bandas como los fans se quedaban en ellos, trayendo intimidad civilizada a la experiencia festivalera.

El promotor Barry Hogan ayudó a la banda a organizarlo, más tarde con la creación de la marca All Tomorrow’s Parties, y fundando festivales similares desde entonces. Murdoch escribió sobre el Bowlie Weekender en el periódico The Guardian en 2013, «no paré en todo el fin de semana. Me sentía como una madre superiora controlándolo todo, y cuando nos tocó subir al escenario nos resultó difícil, ya estábamos agotados de tratar que todo lo demás saliera bien». Pero lo hicimos, e incluso se hizo un Bowlie 2 en 2010, vendiéndose todas las entradas rápidamente.

​Asistentes al Bowlie Weekender demostrando que la corbata no está reñida con los festivales.
Asistentes al Bowlie Weekender demostrando que la corbata no está reñida con los festivales.

2001 – Vuelos baratos y mal tiempo ayudan al auge del mercado europeo

Una tormenta perfecta, entre diferentes factores, al comienzo del siglo XXI fue testigo de cómo los británicos amantes de la música iban en busca de nuevas experiencias al extranjero. En primer lugar, la liberalización de la industria aérea a finales de 1990 en la UE vio nacer y aumentar las rutas aéreas low-cost, mientras que en internet la competencia crecía con la posibilidad de comprar los billetes online. Nuevos festivales como Exit, en Serbia (desde el 2000), o el Primavera Sound en Barcelona (2001), también comenzaron a estar en el punto de mira y a contar con grandes estrellas en sus carteles, a precios mucho más económicos que sus equivalentes británicos. Además, hay que añadir las altas probabilidades de que en su casa lloviera e hiciera frío; así que no es de extrañar que la gente se dirigiera a los países más soleados del sur.

2004 – Los festivales temáticos están popular

Con los enormes festivales vendiendo entradas en tiempo récord, y los festivales empresariales como V saturando el mercado con el patrocinio, hombres de negocios más chicos comenzaron a recobrar la vieja esencia del festival. Las audiencias nichos minoritarias empezaban a ser atendidas otra vez. El Green Man de folk psicodélico y el ecléctico Bestival comenzaron en 2004, seguidos en 2006 por End of the Road americano de música heavy y el más literario Latitude. Los festivales temáticos se han vuelto tremendamente distintos, contando con tiendas de operación literarias, campings investigadores, disfraces desfilando por todo el festival, secretismo y multitudes más pequeñas y peculiares.

2011 – Beyoncé sigue los pasos de su marido en Glastonbury

Tres años antes de que Beyoncé encabezara Glastonbury, vio en el ámbito a su marido, Jay-Z, lo cual ocasionó un enorme revuelo en algunos ambientes. Noel Gallagher fue el crítico más popular de 2008, diciendo: «Glastonbury tiene una tradición de música de guitarra… No voy a admitir hip-hop en Glastonbury. Está mal». Es verdad que el hip-hop jamás había gobernado Glastonbury antes, pero los artistas negros sin lugar a dudas sí: el soul de Curtis Mayfield le fue bien en 1983, y el resto de músicas de todo el planeta estuvo tan bien representada como siempre, de esta forma como el rock común. Kanye West, como cabeza de letrero de 2015, o Adele en 2016, no fueron más que una continuación de ese mismo espíritu.

Algunos proclamaron a Beyoncé como la primera mujer en ser cabeza de letrero, pero poseían poca memoria. Suzanne Vega fue la primera en 1989, actuando con un chaleco a prueba de balas, luego de recibir una amenaza de muerte la mañana del festival de una mujer obsesionada con uno de los integrantes de su banda. Sinéad O’Connor, Skunk Anansie y Shakespears Sister además encabezaron en 1990, y Kylie Minogue se encontraba sosprechada para cerrar el objetivo de semana de 2005, antes de caer enferma con cáncer de mama. Pero la actuación de Beyoncé en el ámbito Pyramid sí consiguió llevar a cabo algo nuevo. Empezó cantando un himno hippie antes de emerger de una pirámide resplandeciente y su actuación pudo conectar el pasado y el presente del pop – y llevó a Glastonbury a un nuevo y agradable futuro.

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